Este 8 de marzo tiene lugar en España la primera huelga de mujeres de su historia. A lo largo de todo el día se llama a la mitad de la población a participar en huelgas de 24 horas, paros de dos y manifestaciones por todo el país para reclamar la igualdad de derechos y el fin de todo tipo de discriminación por razón de sexo.
La convocatoria del acto, que ha sido respaldado en mayor o menor medida por los sindicatos, ha sido llevada a cabo por la Comisión 8-M a través de un manifiesto que aúna las principales reclamaciones. En El Confidencial hemos recogido las 10 principales afirmaciones del texto para contrastar con datos si, objetivamente, es cierto que España sigue teniendo un problema de igualdad.
1. «No aceptamos estar sometidas a peores condiciones laborales, ni cobrar menos que los hombres por el mismo trabajo»
La brecha salarial es una realidad en España. Los datos no dejan lugar a dudas: los hombres cobran un 14,2% más que las mujeres. Esta cifra, última disponible, es del año 2016 y son datos brutos, esto es, no está ajustada por puesto de trabajo. Sin embargo, sirve para evidenciar la discriminación que existe todavía en el mercado laboral. Las mujeres cobran menos y tienen empleos peores, lo que contribuye a ampliar la brecha.
Pero la brecha salarial no es una cuestión de que los hombres ocupen los puestos de responsabilidad, sino que ocurre en empleos con similares atribuciones. En otras palabras, una mujer cobra menos en el mismo puesto de trabajo. Así lo refleja un estudio de Brindusa Anghel, José Ignacio Conde-Ruiz e Ignacio Marra de Artíñano, investigadores de Fedea, a partir de los datos brutos de Eurostat. La brecha salarial ajustada a empleos del mismo rango se situó en 2014 en el entorno del 12,7%. En esta desigualdad tienen que ver el tipo de jornada laboral, de contrato o los complementos salariales por nocturnidad o festivos.
2. «Huelga contra los techos de cristal y la precariedad laboral, porque los trabajos a los que logramos acceder están marcados por la temporalidad, la incertidumbre, los bajos salarios y las jornadas parciales no deseadas»
La brecha salarial (distinto sueldo para el mismo puesto de trabajo) es solo una parte de la verdadera desigualdad en el mercado laboral entre hombres y mujeres. Los techos de cristal y la precariedad de la contratación afectan especialmente a las mujeres y los datos, una vez más, no dejan lugar a dudas. Eurostat elabora un indicador de brecha de ingresos que, además de la brecha salarial, tiene en cuenta las diferencias en la tasa de ocupación y el tipo de jornada (a tiempo parcial o completo).
El resultado es que la verdadera desigualdad entre hombres y mujeres es mucho mayor al 12,7% de la brecha salarial y alcanza el 35% en España, casi el triple (el dato es del año 2014, último disponible).
Esta brecha de ingresos en el mercado laboral supone, además, un lastre para el crecimiento de los países. Eurofound realizó un estudio en el que analiza cuánto crecería cada país si consiguiese igualar la situación entre mujeres y hombres, tanto por el PIB añadido como por el ahorro en protección social que conseguiría el país y que podría destinar a otros sectores (o a bajar impuestos). En el caso de España, la igualdad en el mercado laboral aportaría algo más de 30.500 millones de euros, un 62% más que todo el déficit del Sistema de la Seguridad Social que tanto asusta estos días. En otras palabras, serviría para eliminar todo el déficit y todavía sobrarían 12.000 millones.
Además, según datos del INE, el 73,6% de los trabajos a tiempo parcial lo ocupan las mujeres. De quienes tienen una parcialidad no deseada, es decir, por no haber podido encontrar un trabajo a tiempo completo, el 71% son mujeres. También la temporalidad afecta más al sexo femenino: el 27,8% de las mujeres tiene contrato temporal, frente al 25,9% de los hombres.
3. «El trabajo doméstico y de cuidados que hacemos las mujeres es imprescindible para el sostenimiento de la vida»
El machismo en el hogar es indudable, y por eso el manifiesto contempla también la huelga de cuidados. El reparto de las tareas de la casa recae, en su gran mayoría, sobre las mujeres, y aunque se han producido importantes avances en la última década, la paridad todavía está muy lejos. Los datos de la ‘Encuesta de empleo del tiempo’ que elabora el INE muestran cómo reparten su tiempo los españoles (la última oleada se elaboró en los años 2009 y 2010). En concreto, las mujeres dedican dos horas y 13 minutos más que los hombres al cuidado del hogar y la familia, mientras que los hombres emplean una hora y 10 minutos más al trabajo remunerado. Esta es precisamente la causa que más influye en la brecha entre hombres y mujeres en el mercado laboral.
El 92% de las mujeres realiza cada día tareas destinadas al cuidado del hogar y la familia, mientras que en el caso de los hombres el porcentaje cae al 75%, casi 20 puntos menos. En algunos casos, la diferencia es mayor. Por ejemplo, el 80% de las mujeres realiza diariamente actividades culinarias, por un 46% de los hombres. Menos de la mitad de los hombres se mete en la cocina diariamente. En el caso del cuidado de la ropa (lavado, planchado, etc.), el 34% de las mujeres se encarga cada día, mientras que en el caso de los hombres, apenas un 4% lo hace de forma diaria.
Las mujeres también realizan un mayor esfuerzo en el cuidado de los niños, lo que supone uno de sus grandes frenos en el mercado laboral. Las mujeres destinan algo más de media hora diaria al cuidado de sus hijos, educación, etc., mientras que los hombres emplean un 44% menos de tiempo, unos 18 minutos.
La noticia positiva es que entre la última oleada (de 2009/2010) y la anterior (de 2002/2003) se ha producido un avance considerable hacia la igualdad en el reparto de las tareas del hogar. En este periodo, la brecha entre el tiempo que destinan las mujeres y los hombres se redujo un 24%, lo que significa un ajuste de 41 minutos diarios.
4. «Nosotras engrosamos las listas del paro. Muchos de los trabajos que realizamos no poseen garantías o no están regulados»
Desde que se tienen datos, nunca ha habido más hombres en paro que mujeres. A pesar de que ha habido épocas en que ambas tasas eran muy similares, desde 2013 la brecha en el desempleo se vuelto a abrir y la desigualdad vuelve a ser cada vez más clara. En el último trimestre de 2017, el 18% de las mujeres estaba en paro frente al 15% de hombres.
5. «La empresa privada, la pública, las instituciones y la política son reproductoras de la brecha de género»
Ni siquiera los políticos se aplican la Ley de Igualdad, tal y como contamos en El Confidencial, ya que el 64% de los ayuntamientos y el 59% de los gobiernos (incluido el de Mariano Rajoy) incumplen la proporción 60/40. Además, en el sector público, un estudio del sindicato CSI-F calcula que solo el 23% de los altos cargos está ocupado por mujeres, algo que explica por qué ellas cobran un 14% menos que sus compañeros funcionarios. En Alemania, esa cifra se rebaja hasta el 7%.
Excluyendo las administraciones públicas, los datos del INE recogen que, de media, en el resto de sectores los hombres cobran al menos un 13% más que las mujeres. La misma fuente, en su ‘Encuesta de estructura salarial‘, permite ver que la mitad de las mujeres cobran un máximo de dos veces el sueldo mínimo interprofesional, contra el 35% de los hombres.
Para paliar problemas de este tipo, en Islandia las empresas de más de 25 empleados están obligadas por Ley a equiparar sueldos de hombres y mujeres.
6. «Denunciamos la violencia sexual como expresión paradigmática de la apropiación patriarcal de nuestro cuerpo, que afecta de modo aún más marcado a mujeres en situación de vulnerabilidad, como migradas y trabajadoras domésticas»
En España, hay cerca de un millar de violaciones cada año, según datos del Ministerio de Interior. Tres al día. Una cada ocho horas. Además, no es una cifra que se esté reduciendo con el tiempo. En 2016 hubo 931 víctimas de violaciones, frente a las 909 de 2015 y las 889 de 2014. Y hay que tener en cuenta que solo el 20% de las violaciones llega a denunciarse, y por tanto a constar en los datos.
De todas las violaciones, más del 98% son perpetradas por hombres, y efectivamente algunos colectivos como las trabajadoras domésticas son más vulnerables. Según un estudio del País Vasco, el 64% de las mujeres de este gremio aseguró haber sufrido acoso en el ámbito laboral. También la Organización Internacional del Trabajo confirma este hecho. “Aislada en una vivienda, la trabajadora doméstica se encuentra en una situación extremadamente vulnerable cuando está sola en la casa con un empleador que la acosa sexualmente, sobre todo si es migrante o vive en casa de este empleador”, explican en este informe.
7. «Exigimos que el Pacto de Estado contra las violencias machistas —por lo demás insuficiente— se dote de recursos y medios para el desarrollo de políticas reales y efectivas»
En septiembre de 2017, todos los partidos políticos menos Unidos Podemos y Bildu se pusieron de acuerdo en la aprobación del Pacto de la Violencia Machista.
El pacto incluía hasta 26 medidas —entre las que se encuentran más y mejor protección a las víctimas, más educación en todas las etapas formativas y mejor formación de los agentes de seguridad—, además de una dotación de 200 millones para hacerlas efectivas. Sin embargo, la imposibilidad de aprobar los Presupuestos de 2018 ha prorrogado los de 2017, donde este pacto no estaba contemplado. Hace falta la aprobación de un decreto ley que aporte los recursos necesarios, que el Gobierno no ha puesto en marcha todavía.
8. «El embarazo o los cuidados no pueden ser objeto de despido ni de marginación laboral, ni deben menoscabar nuestras expectativas personales ni profesionales»
La legislación tanto nacional como internacional subraya la necesidad de garantizar la estabilidad laboral de las trabajadoras embarazadas ya desde comienzos del siglo XX. A nivel europeo, lo subraya la directiva de 1976 al respecto, y en España se estableció por primera vez en 1999 la nulidad del despido de la trabajadora embarazada.
Sin embargo, la realidad es que las mujeres siguen enfrentándose al ‘mobbing maternal’ y, según datos del Instituto de Política Familiar, el 18% de las mujeres han recibido presiones por parte de la empresa al quedarse embarazadas y una de cada cuatro de entre 18 y 25 años recibió una carta de despido poco después alegando otras causas.
Los estudios académicos al respecto certifican que las mujeres con hijos dedican menos tiempo al trabajo remunerado que las mujeres sin hijos y los hombres. La maternidad sigue siendo un momento clave en la desigualdad entre hombres y mujeres, que marca, sobre todo, el desarrollo de la carrera profesional de ellas. Un reciente estudio sobre Dinamarca de Kleven, landais y Sogaard demuestra que los ingresos caen de manera radical a partir del nacimiento del primer hijo en un 19,4% más para las mujeres que para los hombres.
9. «Exigimos también las pensiones que nos hemos ganado. No más pensiones de miseria, que nos obligan a sufrir pobreza en la vejez»
El manifiesto defiende que los trabajos relacionados con los cuidados —de personas mayores, de niños, etc.— deberían considerarse como horas cotizables, tal y como reconoce el Convenio 189 de la OIT (que España todavía no ha adoptado, lo veremos en el siguiente punto). Las mujeres españolas, según datos de Naciones Unidas, dedican 2,5 horas más al día a tareas relacionadas con el hogar que los hombres.
Además de no reconocer esas tareas como un empleo, y como consecuencia directa de la desigualdad durante su vida laboral, solo el 24% de las pensionistas supera una percepción de más de 1.000 euros al mes. Entre los pensionistas hombres, en cambio, el 49% supera esa cifra, según los datos de la Seguridad Social para el mes de febrero.
El dato se explica también con la llegada muy tardía de la mujer al mercado de trabajo. Según datos de la OCDE, el aumento en la participación laboral femenina en España en los últimos 15 años ha sido el mayor de la UE. Si se compara con países como Estados Unidos, baste con mencionar que en 1985 el 35% de las mujeres españolas buscaba activamente un trabajo cuando en aquel país ya lo hacía el 64%. Las repercusiones sobre las pensiones que se perciben hoy son directas.
10. «Luchamos por la ratificación del Convenio 189 de la OIT que regula el trabajo doméstico»
El ‘Convenio sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos’ (Convenio 189) es un documento de la Organización Internacional del Trabajo que define y establece normas para regular el trabajo doméstico. Aprobado en 2011 y aplicable a nivel nacional desde 2013, 20 países a nivel mundial ya han adoptado el texto, Alemania, Brasil o Italia entre ellos. En junio de 2017, Unidos Podemos llevó a la comisión de Empleo del Senado el debate sobre la adopción de esa normativa. Su aprobación fue rechazada con 11 votos a favor y 15 en contra.
Es un texto clave para equiparar el trabajo de empleados y empleadas en tareas del hogar al de cualquier otro colectivo de trabajadores. A día de hoy, las trabajadoras domésticas no tienen derecho a paro en España y despedirlas es más fácil que a cualquier otro trabajador gracias al ‘despido por desestimiento’, con el que el empleador no tiene que dar ninguna causa para prescindir de una trabajadora, y a que los días por año trabajado se reducen a 12 y no a 20 como el resto. Este tipo de trabajo es eminentemente femenino: el 89% son mujeres,de las cuales un 46,7% son extranjeras.
Fuente: «EL CONFIDENCIAL» 08.03.2018 – 05:00 H.